Con César Vidal y Cristina Seguí.
Hoy viajamos al corazón de Europa, donde la última edición del Pride Parade se convirtió en un acto de subversión globalista en un territorio que todavía resiste el avance de la ideología de género.
Con Viktor Orbán al frente, Hungría había dicho “no” a la agenda queer, defendiendo con firmeza la soberanía cultural, la familia tradicional y el derecho de los padres a proteger a sus hijos frente a los incentivos de la transexualización.
Sin embargo, ni las prohibiciones legales ni las advertencias de las autoridades lograron frenar al lobby LGTBIQ, impulsado por el respaldo millonario de George Soros.
La policía bloqueó las contramanifestaciones autorizadas, los partidos patriotas fueron silenciados y, finalmente, la Kuria, bajo presión de estas fuerzas extranjeras, anuló a última hora la prohibición del desfile.
Control, colonización cultural y un plan coordinado para doblegar a gobiernos democráticamente elegidos que se niegan a arrodillarse ante la nueva religión transgénero.
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