Esta semana César Vidal y Cristina Seguí analizan el escándalo protagonizado por Brigitte Macron, quien abofeteó públicamente a su marido durante un viaje a Vietnam, y cómo tanto el presidente de la República como los medios han intentado minimizar el incidente, calificándolo con desdén como un simple “juego de pareja”.
Sin pretenderlo, Emmanuel Macron ha expuesto de forma cruda el cinismo y la doble vara de medir impuesta por el feminismo contemporáneo: si hubiese sido él quien abofeteaba a su esposa, habría sido destituido y llevado ante los tribunales. Pero al ser ella la agresora, todo se disfraza de “complicidad conyugal”. Este episodio ilustra a la perfección las consecuencias de la Europa woke, donde se glorifican la debilidad y la sumisión, mientras se reprime cualquier vestigio de virilidad.
Una humillación pública que desnuda la fragilidad de un líder globalista, símbolo de una “cultura líquida” que socava los cimientos morales y éticos que alguna vez definieron a Occidente.
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